(Un relato pequeño en versos, que no es poema)
VERDES
El cielo está cubierto
y se oyen truenos,
pero todavía
no cae ni una gota.
Me adentro en la planta
enorme que esconde
zapallitos verdes
y acuosos.
Esquivo las hojas
y tallos pinchudos
y a un sapo
que me sorprende
con sus manchas
amarillas y marrones
por sobre el verde oscuro
que tapiza su cuerpo.
Al principio
me asusta,
como todo lo
inesperado y
escurridizo,
pero es él quien se escabulle
entre las hojas.
“Lo perdí”, pienso
y me quedo dura,
mirando fijo los distintos verdes
que hicimos crecer
con tanto riego y horas de Sol.
En ese momento,
los dos somos todo
y los dos huimos:
yo, desde el brillo,
camino en puntitas
hasta el piso de cemento;
y él, aferrado a la sombra,
no hace otra cosa que esperar
que el silencio
vuelva a techar las hojas.